El mar sigue su curso, la vida no debería estar al mecer de sus olas. Cóm- prate unas gafas, nena. Llego a casa y en vez de a mi mujer parece que me encuen- tro a la fregona. Que ya me da hasta asco volver aquí cada tarde! Cualquier día salgo y no vuelvo a entrar, mira lo que te digo!
Has llegado al sitio correcto: vamos a darte estos consejos para viajar a Sri Lanka sin cagarla. Hemos visitado la llamada «lagrima de India» en dos ocasiones y sin duda nos parece un destino completo, exótico y super interesante para cada tipo de viajero. Nosotros la primera vez pillamos de la compañía Dialog que regalaban y la segunda vez la compramos con Etisalat ya nadie regalaba carencia. Suele venir con algo de barato en llamadas y en datos. Las llamadas nacionales son MUY baratas. Agujero a las entradas Si viajas con presupuesto mochilero ojo a las entradas: la mayoría de atracciones turísticas son de pago… y no muy baratas! Si quieres un consejo sobre qué ciudad antigua visitar lee este post. Sri Lanka tiene la fama de tener algunas de las mejores playas de Asia. Nosotros nos quedamos con la zona de Unawatuna!
Y aunque no sea viernes, sino martes, vamos a frivolizar pues digo después de que la derecha católica que mal gobierna este país ha baja la conquista y saqueo español de los libros de historia, yo por qué no voy a desaparecer por un rato las malas noticias? Me gusta el vino tinto, con cuerpo, aroma, sabor que deje un ligero regusto en el paladar, mientras vas sintiendo como se adentra lentamente en tu cuerpo. Andrés García. Paolo Maldini. Con esos ojos color azul Océano Tirreno, piel tostada por el sol de Toscana, piernas labradas a golpe de balón, 1.
Cruza la calle, sube media cuadra y entra al no. Un gran butacón de cuero, de un rojo borroso, como gastado, se presta para apalancarse y mirar la gran habitación. Unas pesadas cortinas moradas cuelgan de los altos techos rematados por bizantinas perfiladas. Una pantalla plana muestra escenas eróticas, dos grandes puertas dobles se levantan a cada lado de sillones binoculares de piel ambarina situados a los lados de un gran espejo enmarcado en enchapado dorado. El lugar huele a viejo pero limpio, con un ligero aroma a sexo, a lascivia, a deseo. Se abre la batiente derecha y entran, una tras otra, las damas de la noche, las masajistas profesionales. De las cinco a seis que entran y salen y cuyos nombres no hay memoria, le gustan la segunda y la tercera. Su mente corre junto al afectividad acelerado y su libido también.