Aun así, no tiene por qué ser una marca negativa en la propia historia. Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Pérez. Si es así, felicidades. Esto quiere decir que, en la mayoría de los casos, has vivido una gran cantidad de experiencias y has alcanzado una madurez envidiable. La crisis de los 50 no es solo cosa de hombres que se compran un coche deportivo o una bici de montaña. La mayoría de las mujeres se ven en la tesitura de afrontar unos cambios hormonales importantes. Esto se manifiesta a través de ansiedad, cambios de humor, insomnio, palpitaciones, desilusión y ganas de llorar.
Semejante acontecimiento puede suceder cuando sin esperarlo te enamoras de alguien que jamás antes hubiera sospechado. Las chaqueteras se habían enamorado de una persona del sexo opuesto. Estas mujeres no se sentían infelices como lesbianaspero el amor, parece que, verdaderamente sí puede conquistarlo todo —incluso la orientación sexual de toda la vida de una andoba hasta el momento en que se enamora locamente de alguien de un sexo que anteriormente ignoraba—. Las investigaciones realizadas en hombres demuestran un algo menos de flexibilidad. Pero Diamond y otros investigadores han reunido numerosos aprendizaje de casos de hombres homosexuales que pasaron años sintiéndose y actuando completamente a gusto como homosexuales, para entonces enamorarse inesperadamente de una mujer heterosexual. Recientemente, entrevisté a dos personas que experimentaron por sí mismos este apocalipsis sexual ya mayores. Ambos afirmaron que nunca habían considerado enamorarse de algún del mismo sexo —o sexo opuesto— hasta que alcanzaron sus 50 o 60 años.
Las participantes no se conocían antes de empezar la terapia de grupo y éste fue el orden en el que fueron llegando: Carmen, de 18 años, que considera al espejo su peor enemigo. Su afrontamiento son los atracones y, después, el malestar y la culpabilidad. Esta exageración de la posible imperfección lleva a la intensificación de una serie de creencias desadaptativas que son las mantenedoras del brete y que provienen de pensamientos negativos sobre su propia apariencia. Este tipo de pacientes suele usar ropa ancha para que disimule. Es bastante corriente que repitan conductas de comprobación como rituales para arreglarse, comparaciones continuas con los otros o lancen cuestiones constantes al entorno.